Durante la sesión de terapia acuática hay un fragmento donde conectamos con lo divino que llevamos dentro, ahí es donde queremos llegar.

La mayor parte del tiempo nos estamos preparando para entrar en este momento de excelencia.

Este momento es un sentimiento de trascendencia.

Hay básicamente tres fases en la terapia.

La fase superficial donde trabajaremos el movimiento y el receptor solo sentirá estiramientos, solturas y giros. Habrá beneficio físico.

Hay un momento donde el receptor tendrá una conexión entre la mente y el cuerpo conectándose a sensaciones y emociones. Tendrá beneficios psíquicos.

Y ahí está el momento más profundo,

Para que esto suceda, el cliente debe estar en profunda meditación y entrará en conexión con el todo.
Tendrá grandes beneficios espirituales.

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