Me gustaría compartir algunas ideas e ideales sobre el potencial de las Terapias Corporales Acuáticas (TCA).
Para aquellos que estén interesados.
Las terapias acuáticas tienen una amplia gama de movimientos pasivos con el propósito de liberar estructuras corporales como articulaciones y tejidos blandos, incluyendo las fascias corporales y las cadenas musculares o líneas de meridianos responsables de los sentimientos y las emociones. Los centros energéticos corporales y los grandes grupos musculares y articulares también están involucrados en esta práctica de conducir el cuerpo en una piscina terapéutica debidamente preparada para la sesión.
Así solía pensar hace algún tiempo, pero hoy en día observo que el terapeuta corporal acuático es mucho más completo que antes.
El dominio de los movimientos activos que involucran el equilibrio tónico, mental y postural también conlleva un cambio comportamental y relacional.
Un ejemplo sencillo serían los katas orientales ahora adaptados al medio acuático con un enfoque oriental tradicional combinado con este nuevo recurso que es el medio acuático. Antes despreciado por falta de conocimiento y experiencia, ahora se está avanzando hacia la búsqueda de evidencia científica.
En mis humildes experiencias en todo el mundo, con diversos grupos étnicos y poblaciones diferentes en sus idiosincrasias, veo algunos efectos comunes en todo el grupo y otros que son personales y subjetivos, dependiendo de cada individuo.
Los cambios que podría destacar como usuales a todos son una disminución en los niveles de ansiedad y un equilibrio tónico, así como una respiración más amplia, tranquila y efectiva. También se observa una reducción de los miedos y angustias, así como un ligero aumento en el nivel de presencia.
A medida que el grupo avanza cada día, se notan cambios más profundos y una integración armoniosa entre todos. La integración entre todos se produce de manera casi angelical o fenomenal. Esto depende en cierta medida, aunque no completamente, del instructor y su comportamiento.
Cuando el instructor brinda seguridad al grupo y muestra un camino que puede ser comprendido no solo racionalmente, sino también a través de sentimientos y emociones equilibradas, guiará a todos en su viaje interno hacia la paz y la plenitud.
Los instintos primitivos se desvanecen gradualmente cada día durante las prácticas grupales y se observa que casi todos entran en un estado de optimización corporal, mental, psíquico y espiritual.
En la atención individualizada de pacientes o clientes, también se observan cambios rápidos. Sin embargo, el hecho de que estos tengan que regresar a sus patrones generadores de pulsaciones mortales con sus ciclos infinitos que generan descontento y estrés, hace que la profundidad de los resultados se vea casi siempre interrumpida por un deseo de negar el cuidado necesario. De esta manera, el ciclo de búsqueda de pulsaciones vitales generado por las Terapias Corporales Acuáticas (TCA) se interrumpe con excusas como viajes, compromisos, falta de recursos, entre otras.
En un grupo, se puede guiar a todos de manera que se mantengan en un mismo nivel comportamental y energético, incluso si algunos están listos para avanzar en su búsqueda y otros se quedan rezagados en su comprensión de lo que está sucediendo en estos días llenos de desafíos y nuevas estrategias.
También se nota que aquellos que están abiertos a experimentar los beneficios de las Terapias Corporales Acuáticas (TCA) pueden experimentar procesos más completos y profundos. Sin embargo, aquellos que están más protegidos y carecen de percepción de su estado, a veces caótico, son los primeros en darse cuenta de que algo está cambiando desde su primera experiencia. A veces, no se necesita mucho para que entren en catarsis y expresen contenidos psíquicos movilizados por maniobras específicas de desbloqueo en regiones clave del cuerpo.
Cuando se nota que alguien podría estar entrando en un proceso más complejo debido a su historial psíquico, es necesario reducir el estímulo, ya sea en el grupo o en el individuo que está expuesto a estímulos que puede que no procese en ese momento, requiriendo más tiempo para ello o la ayuda de un profesional debidamente calificado.
En este último caso, en ausencia de dicho profesional, considero que lo más seguro es detener el proceso, lo cual implica que la persona debe observar inicialmente el grupo desde afuera y, si continúa demostrando malestar debido a la incapacidad para lidiar con su mundo interior, lamentablemente deberá retirarse del grupo y preferiblemente buscar un cuidador psíquico que pueda desarrollar estrategias para brindar consuelo y restaurar el equilibrio psíquico.
Afortunadamente, este tipo de situación ocurre pocas veces durante nuestros encuentros. Lo contrario es mucho más frecuente. Las personas que se someten a los efectos de las TCA se embarcan en un viaje de autodescubrimiento y bienestar general, descrito por algunos como algo divino y espectacular.
Marcelo Roque