La terapista Debbie Torruellas dirige esfuerzo para ofrecerla en la vecina isla de Tortola
Los delfines son de esos animales que parecen agradar a todos por su apariencia tan simpática y esas piruetas naturales que más bien parecen danza.
Pero más allá de esas características, estos mamíferos marinos han despertado la curiosidad de los científicos por su aguda inteligencia, que combinada a un carácter gregario, los hace acompañantes ideales en terapias para tratar diferentes enfermedades.
La terapia asistida con delfines es relativamente nueva. Comenzó a ofrecerse a finales de los años 80 en la entonces Unión Soviética, tras documentarse sus beneficios en adultos y niños con condiciones neurológicas, traumas o daños en la espina dorsal o el cerebro, autismo, entre otras.
Quienes la practican señalan que los sonidos y ondas emitidas por estos animales son capaces de estimular positivamente la actividad cerebral de los humanos.
A pesar de contar con las condiciones idóneas para llevarla a cabo, la terapia aún no está disponible en Puerto Rico. Es por ello que la terapeuta y propietaria del centro Float en Guaynabo, Debbie Torrellas, se dio a la tarea de organizar grupos que a partir del fin de semana del 25 de junio tendrán la opción de recibirla mensualmente en la vecina isla de Tortola.
“Mucho del trabajo que hacen los delfines es estimular el sistema nervioso central”, sostiene la terapista, quien ha practicado el método con pacientes de cáncer.
“El efecto no solo es físico sino de actitud, psicoemocional. Tengo personas que después de la terapia hacen cambios radicales en su vida o tienen un estímulo para seguir aunque continúen padeciendo la condición”, explica.
El ciclo del fin de semana comienza con un encuentro entre los delfines y las pacientes que les sirve para conocerse y entrar en confianza. Los visitantes se sumergen junto a los mamíferos y nadan o comparten junto a ellos.
Durante las terapias de media hora de duración los pacientes se acuestan a flotar boca arriba o boca abajo en el mar mientras reciben tratamientos combinados de watsu y craneosacral.
La primera consiste de movimientos suaves alrededor de la espina dorsal que buscan darle espacio, oxigenación y estiramiento.
La segunda, se realiza mayormente en la cabeza y tiene el propósito de liberar restricciones en el sistema craneosacral.
Mientras los terapistas trabajan los delfines nadan alrededor, se acercan, establecen contacto físico con la persona en lo que Torrellas llama un trabajo colaborativo entre humanos y animales.
Finalizado el fin de semana se comparan los resultados de la evaluación física inicial del paciente con la del último día de terapias para evaluar cambios que pueden ser inmediatos o presentarse algún tiempo más tarde. Pueden ser de tipo físico, emocional o ambos.
Torrellas detalla que uno de los propósitos de las clínicas continuas es establecer una alianza con una institución académica universitaria para crear una base de datos que sirva para documentar y evaluar los resultados de la terapia con población de Puerto Rico y el Caribe.
Condiciones que puede aliviar la terapia:
Migraña
Dolores crónicos de espalda y cuello
Autismo
Desórdenes del sistema nervioso
Lesiones en el cordón espinal o el cerebro
Fatiga crónica
Dificultades emocionales
Fibromialgia
Desórdenes neurovasculares o el sistema inmune
Personas en buen estado de salud también puede beneficiarse de la terapia.